Viajamos para cambiar... - Puente de Dios

El tercer día comenzó con las canciones de mis amigas marroquíes  en el autobús, mereció la pena oírlas cantar y ver de qué forma bailaban. Era el movimiento de caderas y manos más bonito que he visto. Nos subimos a una furgoneta con menos lujos y mucha más gente. Hasta iban algunos subidos en el techo, pero no fue nada incómodo, lo vi como un momento del que sacar algo positivo porque nos reíamos sin parar.

El camino que recorrimos ese día andando por las montañas del Rif fue… No creo que haya una palabra para describir ese día de convivencia en plena naturaleza, con el paisaje del Puente de Dios, las cataratas de aguas cristalinas, los árboles con flores  rosas y el camino estrecho por las montañas. Me quedo con la parada en el camino para apuntarnos a una fiesta que tenían por allí unos marroquíes en la que acabamos bailando sevillanas.