Un viaje inolvidable - Día 2

Durante el primer día me di cuenta de quienes serían los marroquíes más conocidos al final del viaje, Zacarias, Kauta y Salimah. Y no me equivoqué.

Finalmente nos levantamos y bajamos a desayunar, pero antes teníamos que cambiar dinero, había gente que ya lo había hecho pero muchos otros -entre los que me incluyo- no lo habían hecho.

Mientras cambiábamos el dinero y desayunamos los marroquíes vinieron, en un rato, en cuanto los profesores vinieran saldríamos hacia MoulayBouselham. Nuevamente el autobús fue un caos de canciones en árabe, español, inglés y francés, como era normal los marroquíes llevaban la voz cantante, literalmente.

Durante el largo trayecto, Adolfo decidió leer un pasaje de las memorias de una chica que fue el año pasado, cuando terminó de hablar volvió a su asiento, casi no lo cuenta, el techo de cristal que tenía el bus en un parte se rompió y por poco no nos quedamos sin uno de los profesores. Llegamos a la playa de Bouselham, allí paramos en el paseo marítimo para hacernos fotos, sí muchas fotos. Una vez terminada la sesión fotográfica avanzamos un poco con el bus hacia la Reserva de Merja Zerga. Bajamos un poco antes de llegar a la reserva  y la contemplamos desde lejos, para no variar nos sacamos algunas fotos más. Oh, casi se me olvida decir esto, ya ese día se empezaba a notar el culebrón amoroso, ya sabéis a lo que me refiero los que estuvisteis en el viaje. La Reserva parecía más un mercado, había gente allí y allá vendiendo y exponiendo sus capturas de pescados, los pájaros estaban protegidos, nos dividimos en 5 grupos, cada uno se subió a una barca y empezó una travesía por aquella reserva, pájaros de todos los tipos y colores revoloteaban tranquilamente hasta que nos acercamos.

Fue un viaje genial, la brisa marina era refrescante y acompañaba a la tranquilidad del paisaje, lo único que perturbaba aquel maravilloso silencio era el motor de nuestra barca. Ahora que lo pienso hubiese sido divertido que alguien se cayese al agua, una pena, nadie se cayó aunque hubo gente que estuvo apunto. Las barcas nos dejaron justamente en la playa, allí comeríamos, si habíamos traído comida preparada, y pasaríamos el rato hasta las 17:30 momento en el que es bus nos recogería donde nos dejó.

Durante ese rato hicimos todo tipo de juegos en aquellas arenas, más de uno comió arena pero esa era la gracia, hubo gente que se fue nada más terminar de comer, algunos de los juegos que se jugaron fueron, sumo, salto de longitud y un intento del pañuelito, además de varios intentos de juegos que duraron apenas unos instantes. Cuando ya casi eran las 17:00 decidimos ir hacia la ciudad para investigar un poco, entramos en algunos bares y tiendas varias, nada interesante. Nuevamente subimos al autobús, y volvimos a Larache con la habitual fiesta y con las habituales fotos absurdas.

Llegamos al hotel y algunos nos cambiamos de ropa para empezar una larga noche llena de emociones, o al menos yo si tuve unas pocas... Primero dimos un par de vueltas por las tiendas más cercanas al hotel, luego alrededor de las 21:00 o más tarde intentamos ir a cenar. Digo intentamos porque nuevamente nos perdimos, dimos vueltas y todo ese rollo, típico, aunque al menos, te lo pasabas en grande. Un dato curioso es que al parecer allí no hay celiacos, o eso parecía, Lucía tuvo más de un quebradero de cabeza a la hora de pedir.

Finalmente, comimos en dos grupos en una pizzería llamada Tutifruti, restaurante que visitaríamos a menudo, o al menos yo. Para no variar la fiesta continuaría hasta en la cena. Ahora que me acuerdo, el techo de ese restaurante, mejor dicho, el techo de la segunda planta, estaba hecho a prueba de altos, Ángel y yo casi nos dejamos la cabeza allí. Después de eso, Kauta y Zacarias nos llevaron a dar una vuelta al paseo marítimo de Larache, craso error para las horas que eran.

Os explico la situación que se dio, un tío, me dice "Amigo, nos vemos mañana" y se apoya en mi hombro, me giro ¿y sabéis lo que veo? cuatro tíos de más de 1.90 que no había visto antes, no sé porqué eso no me daba buena espina, uno de ellos me dio un ligero toque en el bolsito en el cual llevaba todas las cosas de valor y me lanzó una sonrisita, no hacían falta palabras para saber lo que me estaba diciendo "¿Cuánto y qué llevas? porque me lo vas a dar todo ¿sabes?" por suerte Zacarias se dio cuenta de lo que pasaba, me apartó de esos cuatros y el grupo al completo salimos corriendo hacia el hotel.

¿Os esperabais que me robasen? Pues os quedáis con las ganas, ja.

Subimos al hotel y comenzamos a contar lo que había pasado al resto del grupo, y ¿sabéis lo gracioso? que según Zacarias, eran más de 4, como 10 o así, nos íbamos a reír todos mucho si no hubiésemos salido corriendo. En fin otro día más lleno de risas y de tonterías, ah sí, por la mañana me di cuenta de que era el ruido ese que escuche a las tantas de la mañana Era la llamada a la oración, que tendría la suerte de escuchar todas las noches que estuvimos allí.

Se liaba bien en el bus, pero en el hotel por la noche la cosa no se quedaba atrás Esa noche descubrimos que la cuarta planta tenía una terraza bastante apañada donde varios días nos montaríamos varias reuniones con fiestecilla incluida.

Directos a la cama, al día siguiente tocó madrugón del bueno, nos acostamos a las dos de la mañana, y nos despertamos a las 6:30 de la mañana. Bueno, algunos empalmaron y se tiraron toda la noche de juerga.