Mis recuerdos - Día 7

Visitamos la escuela naval, que me sorprendió muchísimo al ver las dotaciones que tenían de equipos siendo una escuela pública todos los medios que disponían, la cantidad de ordenadores de última generación y todo tipo de simuladores al detalle perfectos para el estudio.

Al terminar me dirigí a la que se puede decir que fue la mejor comida que hicimos en la semana. Estuve en casa de Omayma con Fatoma, que fue la chica que me invitó a su casa a comer el pasado año donde también estaba Omayma, y realmente me sentí como si estuviese comiendo en casa de mis amigos de toda la vida, el trato fue exquisito, la hermana de Omayma sabía un perfecto castellano y nos conto anécdotas de su estancia en España mientras comíamos un delicioso cuscús unos dulces y té.

Nos decoraron con tatuajes de henna típicos de allí.

En ese momento me sentí como si yo llevase a tres amigos españoles a la casa de mis dos amigos marroquíes de toda la vida, fue especial por que el trato que me dieron estas compañeras durante el viaje fue como si estuviese en mi casa.

Cuando abandonamos la casa de Omayma antes de coger el taxi, observamos como una aglomeración de hombres caminaban hacia nosotros, nos quedamos atónitos, cuando iban acercándose se oían gritos de ¡Ála!, ¡ Ála!. Omayma nos indico que era una persona que llevaban a enterrar, la llevaban sobre andas, cubierto con una sabana, solo acompañado por hombres que caminaban sin cesar al son de la oración que continuaba sin detenerse, para mí fue el momento más curioso del viaje.

Por la noche se hizo una fiesta despedida que se intercaló con el derbi sevillano, era curioso ver a españoles con ropas marroquíes con chilabas, y a chicos marroquíes vestidos del Betis.

Fue un poco triste porque nos despedimos de muchos al finalizar esa noche y muchos decidieron también quedar el próximo día para despedirnos una vez más.