Primer viaje a Marruecos
- Detalles
- Categoría: Marruecos-2005
- Escrito por César Bordons Alba
Antecedentes, encuentros y relato y este viaje realizado entre los días 25 al 28 febrero 2005.
Al inicio de este curso escolar (2004-05) nuestro compañero Rafael Cantillana propuso al claustro de nuestro instituto que se incluyese en el Plan de Centro, como objetivo para este año, iniciar algún tipo de programa de colaboración e intercambio con algún país menos favorecido que el nuestro. Los más viejos del lugar recordábamos que hace algunos años se habían realizado programas muy interesantes con Cuba y Perú, a los que aportamos material escolar, sanitario e informático. Además en dos ocasiones fueron nuestros alumnos a Cuba, en estancias de quince días, los que les brindó la posibilidad de conocer de primera mano y en profundidad un tipo de sociedad distinta a la nuestra, lo cual resultó muy enriquecedor para ellos. El claustro aprobó la propuesta.
De derecha a izquierda: Jesús Hernández, Mohamed Sibari, Ignacio Aguilar, Mohamed Laabi, Amma Ahmed, César Bordons y Adolfo Salto.
Al inicio de este curso escolar (2004-05) nuestro compañero Rafael Cantillana propuso al claustro de nuestro instituto que se incluyese en el Plan de Centro, como objetivo para este año, iniciar algún tipo de programa de colaboración e intercambio con algún país menos favorecido que el nuestro. Los más viejos del lugar recordábamos que hace algunos años se habían realizado programas muy interesantes con Cuba y Perú, a los que aportamos material escolar, sanitario e informático. Además en dos ocasiones fueron nuestros alumnos a Cuba, en estancias de quince días, los que les brindó la posibilidad de conocer de primera mano y en profundidad un tipo de sociedad distinta a la nuestra, lo cual resultó muy enriquecedor para ellos. El claustro aprobó la propuesta.
De derecha a izquierda: Jesús Hernández, Mohamed Sibari, Ignacio Aguilar, Mohamed Laabi, Amma Ahmed, César Bordons y Adolfo Salto.
Posteriormente algunos compañeros cambiamos impresiones sobre cuál podría ser el país con el que trabajar. Adolfo Salto propuso Marruecos. Enseguida vimos que la propuesta tenía muchos argumentos a su favor: tenemos en nuestro instituto un grupo de alumnos que son de origen marroquí; Marruecos está cerca, con lo cual será más fácil mantener unos contactos fluidos que con Sudamérica; parece imprescindible que en el siglo XXI los pueblos situados a las dos orillas del estrecho nos conozcamos mejor... Además, Adolfo conocía una experiencia de colaboración entre un instituto de Córdoba y otro de Marruecos que estaba dando muy buenos resultados.
Adolfo nos puso en contacto con Ignacio Aguilar, profesor del I.E.S. Blas Infante de Córdoba, responsable del programa Las dos orillas de cooperación entre varios centros de enseñanza de Córdoba - IES Blas Infante y Fidiana y colegio concertado Séneca - y de Beni Mellal (Marruecos) - Lycee Bir Anzarane y colegios Almouahidine y Belle Veu -. La ayuda de Ignacio ha sido fundamental para ponernos en marcha, y nos va a seguir siendo necesaria. Desde aquí le agradecemos su generosidad al haber viajado con nosotros a Marruecos –sería más exacto decir que nosotros hemos viajado con él- , y habernos presentado a sus amigos marroquíes.
El día 25 de febrero de 2005 partimos del puerto de Tarifa Ignacio Aguilar, Rafael Cantillana, Jesús Hernández, Adolfo Salto y el que suscribe esta nota, junto con nuestras familias. El día era espectacular, con un sol radiante y una magnífica visibilidad.
El viaje rapidísimo, en solo 35 minutos estábamos en Tánger. Por el camino hicimos los trámites aduaneros, por lo tanto no tuvimos que entretenernos en el puerto.
En el mismo puerto nos estaban esperando tres amigos taxistas de Ignacio, que en dos veteranos Mercedes y otro más moderno, nos llevaron hasta Larache. Tánger solo la vimos de paso, yo la había visitado hace casi veinte años, y me impresionó el enorme crecimiento que ha experimentado la ciudad y sobre todo la gran actividad que se veía en los polígonos industriales que la rodean. La conversación con los taxistas por el camino un verdadero lujo.
Esa misma tarde teníamos concertada nuestra primera entrevista. En el Café Central, situado en la plaza principal de Larache, la plaza de la Liberación, nos tomamos nuestro primer té a la menta y conocimos a Mohamed Sibari.
Mohamed Sibari es un gran escritor marroquí, galardonado con el premio Pablo Neruda de Poesía y vicepresidente de la Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española. Para nosotros fue además un magnífico anfitrión.
Tras acabar nuestro té nos acompañó a visitar la medina –no es lo mismo ir solos por la medina que ir acompañados por el señor Sibari-, posteriormente fuimos a cenar a la Casa de España (buen pescado).
En todo momento nos llamó mucho la atención la buena acogida que nos dispensaban en cualquier sitio cuando se enteraban de que éramos españoles.
El día siguiente, sábado 26, lo teníamos reservado para conocer a fondo Larache. Algunos comenzamos la jornada en la Librería Cremades, situada cerca de nuestro hotel, regida actualmente por un amable ciudadano marroquí, pero que conserva el nombre de su fundador, un librero alicantino. También guarda en un piso superior unos fondos bibliográficos muy interesantes, principalmente textos españoles de los primeros decenios del siglo XX. Nuestro nuevo amigo nos obsequió con varios libros que habían llamado nuestra atención, y que no pudimos conseguir que nos cobrara. Asimismo en la parte trasera de la librería funciona una imprenta muy interesante.
Posteriormente realizamos algunas compras y dimos un tranquilo paseo por la ciudad. Visitamos la Plaza de Abastos, que ha sido recientemente restaurada con la participación de la Junta de Andalucía.
Se trata de un mercado de un gran colorido.
Cerca de la Plaza de Abastos se encuentra la nueva mezquita de Larache, aún pendiente de ser inaugurada.
Durante la comida Rafael nos estuvo convenciendo para que variásemos nuestros planes y fuésemos al hamman. La verdad es que venía todo el viaje con la misma historia. Después de comer fuimos a pertrecharnos para nuestra visita al hamman, compramos guantes y jabón, y .... Será mejor que lo demás lo cuente Rafael, que nos ha prometido un relato pormenorizado de nuestra aventura en el hamman.
A última hora de la tarde teníamos concertado un encuentro con otros dos amigos de Ignacio, Amma Ahmed y Mohamed Laabi, también nos acompañó Mohamed Sibari. Nos reunimos ante un vaso de té a la menta en el Café Valencia, en la avenida de Hassan II. Amma Ahmed es profesor de español en el Instituto M.M. Ben Abdelah de Larache y Mohamed Laabi es profesor de español en Tánger, tesorero de la A.E.M.L.E. y presidente de la asociación Espacio Alcántara. El profesor Ahmed se mostró muy interesado en iniciar un proyecto en común entre su instituto y el nuestro. Nos invitó a que volviésemos a Larache con nuestros alumnos y nos sugirió toda una serie de visitas de tipo cultural y ecológico por la zona que podrían realizar nuestros alumnos, así como actividades a efectuar previamente y que sirviesen para que los alumnos de ambos institutos se fuesen conociendo y trabajando conjuntamente. El profesor Laabi también se mostró muy interesado en participar en el proyecto.
Cenamos en el restaurante Neptuno: nombre muy oportuno en una ciudad tan vinculada desde la antigüedad al mar como Larache. Mohamed Laabi y su esposa Fátima cenaron con nosotros. La conversación mantenida durante la cena resultó muy interesante, hablamos de Maruecos, del Magreb, del mundo islámico, de Oriente, de Occidente, del pasado, del futuro... Resulta muy enriquecedor este tipo de cambios de impresiones, donde siempre se tiene la oportunidad de aprender mucho.
Al día siguiente Laabi y su esposa nos acompañaron a visitar las ruinas de Lixus. Entre las explicaciones del guía –un hombre muy interesante- y las de Laabi, tuvimos la oportunidad de ir conociendo la historia de este importantísimo yacimiento arqueológico.
En Lixus se conservan restos de la presencia fenicia, que vinieron a estas tierras, al igual que hicieron en Andalucía por las mismas fechas, para establecer factorías de salazón de pescado. En las cercanías de la ciudad aún sigue funcionando una antigua salina.
De cualquier forma lo más abundante son los restos romanos, de cuando Lixus era una de las ciudades más importantes de la provincia Tingitana. Pudimos observar los restos de un original teatro-anfiteatro, de unas grandiosas termas y de muchos templos.
Desde Lixus continuamos hacia la ciudad de Assila, que conserva unas murallas muy interesantes, construidas a finales del siglo XV por los portugueses.
Además de una medina muy cuidada y varias buenas mezquitas. Y todo al lado del mar.
De vuelta a Larache, mientras la mitad masculina de la expedición se sentaba en la terraza del Café Central para ver como la noche iba cayendo sobre la plaza principal de la ciudad, la mitad femenina se encaminaba a la medina, dirigida por Ignacio. Iban a hacerse la henna.
La henna ocupa un lugar muy importante en la cultura marroquí. No solo por sus cualidades cosméticas, sino principalmente por estar considerada como elemento generador del bien y talismán frente a cualquier maleficio.
Con esta planta mujeres artistas –que frecuentemente han recibido sus conocimientos por herencia familiar-, embellecen manos y pies con arabescos que encierran un significado simbólico. Las más jóvenes del grupo volvieron encantadas con sus tatuajes temporales, desando volver a Sevilla para enseñárselos a sus compañeras del colegio. Y las menos jóvenes también.
En contraste con el viaje de ida, el de vuelta resultó muy accidentado. Al llegar a Tánger nos enteramos que el puerto de Tarifa –donde teníamos nuestros coches- estaba cerrado; y que también estaban ya cortadas las comunicaciones entre Algeciras y Ceuta, debido al malísimo tiempo que reinaba en el Estrecho.
Cuando ya empezábamos a pensar que tendríamos que permanecer varios días en Tánger esperando a que se restableciesen las comunicaciones, nos enteramos que un barco de bandera marroquí, el Rif, se atrevía a emprender la travesía. Conseguimos embarcar.
Al principio nos parecía muy divertido ver cómo se movía el barco, pero conforme íbamos avanzando algunos iban dejando de reír y empezaban a marearse. Nos echaron de las cubiertas y cerraron las puertas para impedir que algún pasajero pudiese salir al exterior ante el riesgo de acabar en el agua con cualquier bandazo. Ya se sintonizaba la radio española y escuchábamos que decían que el Estrecho estaba cerrado a la navegación por el mal tiempo, mientras nosotros estábamos en la mitad del Estrecho dando botes.
En medio de esas condiciones nuestro barco avanzaba con gran lentitud, tardamos más de cuatro horas en realizar la travesía. Nuestro amigo Ignacio nos decía que no debe hacerse balance de un viaje a Marruecos hasta llegar a la península, que el viaje termina en Algeciras o en Tarifa, no en Tánger o Ceuta; que hasta el último momento hay lugar para la aventura; que un viaje a Marruecos se sabe cuando empieza, pero no cuando acaba. Envueltos en lluvia y viento desembarcamos en Algeciras, contentos de los cuatro intensos días que habíamos pasado en Marruecos.