Una experiencia inolvidable - Día 5

 

DÍA 5 (martes 18 de marzo 2014): Ifrane y Meknes.

 

El día de hoy es el último en el que nos desplazamos en autobús para visitar diferentes lugares de Marruecos. De nuevo durante el trayecto, el viaje fue amenizado por cantes y bailes, y también tuve el placer de probar creo que las mejores fresas que he comido nunca, cortesía de nuestros compañeros Zakaría y Chaimae.

La primera parada fue Ifrane, una ciudad situada en una zona montañosa a gran altitud y en la que el clima frío ha influido en su urbanismo de estilo centroeuropeo, con las cubiertas inclinadas a dos aguas, y en la que llama la atención la limpieza de sus calles y jardines.

Visitamos la estatua del león, que se ha convertido en el emblema de la ciudad, representando uno de los animales que antiguamente habitaba en la zona, el león del Atlas.

De la ciudad además de su arquitectura, destaca su vegetación, de pinos y abetos, a la que en invierno acuden las familias para esquiar.

A continuación nos dirigimos al autobús, que nos llevaría a Meknes, que se trata de una de las cuatro ciudades llamadas imperiales de Marruecos, junto con Marrakech, Rabat y Fez.

La visita duró poco más de media hora, puesto que era tarde y el autobús debía llegar a tiempo a Larache. No obstante, tuvimos la oportunidad de ver la puerta Bab el-Mansour, que comunica la plaza el-Hedim con la antigua Ciudad Imperial de Mulay Ismaíl.

Llamaron mi atención los numerosos carros de caballos que se divisaban por la ciudad de Meknes, y que tanto me recordó a los que pasean por Sevilla.

De nuevo la artesanía y los puestos de diferentes especias, perfumes, dulces y regalos me cautivaron.

La ciudad me ha parecido impresionante, en su aspecto nocturno, con sus edificios alumbrados por las tenues farolas, y que me ha sabido a poco debido al escaso tiempo del que hemos dispuesto para visitarla.