Una experiencia inolvidable - Día 3

 

DÍA 3 (domingo 16 de marzo 2014): Hacia las montañas. (Montañas del Rif_Chaouen) 

 

Sin duda se trata de un viaje de contrastes, al igual que el país que visitamos. En el día de hoy, emprendemos un largo camino hacia las Montañas del Rif. A pesar de las numerosas horas de autobús, el tiempo pasa rápido gracias de nuevo a nuestros amigos de Larache, y a las hermosas vistas de los acantilados junto a la playa en algunos momentos del viaje. 

En una parada para descansar a mitad del camino, quedó patente que ya no hay distinción entre marroquíes y españoles, sino que todos formamos parte de un proyecto y una experiencia de convivencia en conjunto, dejando atrás las dificultades que surgen a veces con el idioma, puesto que se hace todo lo posible por entenderse, bien sea en español, francés, inglés, o a través del siempre recurrente lenguaje no verbal. 

No cabe duda de que uno de los momentos más divertidos del día fue el trayecto en furgoneta desde el lugar en el que nos dejó el autobús hasta el punto en el que iniciamos la ruta de senderismo por las montañas. Parecía mentira que una furgoneta pudiera albergar a un número tan elevado de personas, ya que mientras unos compañeros viajaban en la cubierta, otros íbamos en su interior bien apretados, pero siempre alegres y con buen humor. 

En cuanto a la travesía por las montañas, cabe destacar la ruta de senderismo, gracias a la cual pudimos disfrutar de la naturaleza, y en la que debido a lo escarpado del terreno, teníamos que ir de uno en uno para poder controlar nuestros pasos. 

Una nueva experiencia que me ha proporcionado el día de hoy ha sido montar en burro, que ha hecho más llevadera alguna que otra pendiente que había que subir durante el camino. 

La primera parada de nuestro camino a través del Parque Nacional de Talassemtane fue en el llamado Puente de Dios. Se trata de una impresionante formación rocosa que adquiere la forma de arco natural conectando por arriba ambas paredes de la garganta. 

 

Descansamos durante un rato en la zona del Puente de Dios, en la que se localizaba una tienda de bebidas construida artesanalmente, y desde donde pudimos contemplar la belleza del paisaje, que combinaba acantilados y desfiladeros, cuevas y depresiones, un río de aguas cristalinas y varias cascadas. 

A continuación emprendimos el camino de vuelta hacia la zona en la que comeríamos una exquisita comida preparada en plena naturaleza, y tomaríamos el que, en mi opinión, es el mejor té que he probado nunca. 

Después de comer, descendimos la montaña hasta llegar al río, encontrando en el camino un curioso restaurante construido con materiales naturales. 

 

Cruzamos un puente de piedra, que en este caso había sido construido por el hombre, en contraposición al Puente de Dios que había originado la propia naturaleza. 

El último rincón que visitamos fue una cascada, junto a la que tuvo lugar una mezcla de culturas, con cantos marroquíes y bailes de sevillana. 

De nuevo emprendimos el viaje de vuelta en furgoneta hacia el autobús, que en este casó llamó mi atención al apagar las luces del interior, por lo que nuestra vista apenas alcanzaba a ver al compañero que teníamos a un lado, pero que con la música marroquí de fondo constituyó una experiencia muy agradable, un viaje a ciegas a través de la naturaleza.